Ahora en pleno verano, solemos cambiar de calzado más frecuentemente, y utilizamos zapatillas con menos suela, chanclas que se agarran con el primer dedo, o simplemente andamos descalzos, cuando el resto del año no solemos hacerlo. Además, realizamos actividades como correr a la orilla de la playa, actividades acuáticas exigentes, o andadas kilométricas a las cuales a veces no estamos acostumbrados como nos pensamos, y nuestros pies con esos calzados, o esa falta de calzado, tampoco.
Déjanos explicarte porque sucede esto:
Cuando estamos acostumbrados a usar tacones, o calzado con mucha suela, y de repente con el buen tiempo, reducimos o quitamos esa suela tan grande, los gemelos y otros tejidos no están preparados para ese alargamiento continuo durante todo el verano, y mucho menos a ejercitarse en terrenos blandos como la arena o el césped. Cuando esto ocurre, tienes unas altas probabilidades de sobrecargar gemelos o fascia plantar.
Además, si sales a andar o correr con poca sujeción o menor suela de la que estás acostumbrado/a, puede ser que te hagas un esguince y no puedas disfrutar de la playa como te mereces porque al andar te moleste el tobillo.
Si caminas varias horas con chanclas de dedo por la playa y no estás acostumbrado/a es fácil que toda la musculatura del pie se cargue en exceso, y no disfrutes de tus vacaciones, por molestias en musculatura de la pierna o pie.
Lo peor que te puede pasar es que empieces a tener dolor cerca del talón, o en la planta del pie. Y si además continúas con esas prácticas atípicas para tu pie, estas cerca de tener que visitarnos. Las temidas fascitis, esguinces de tobillo y otras patologías típicas del verano ya nos empiezan a acechar, así que si no quieres caer tu también, ten en cuenta estos consejos que te dejamos:
*ESTIRAMIENTO SOLEO
*ESTIRAMIENTO PSOAS